miércoles, 21 de marzo de 2012

Capítulo LXXXI. Realidad. En el que se narra cómo muerden polvo quienes, acostumbrados a la ambrosía, hicieron dejación en sus obligaciones y abandonaron el buen gobierno para cebarse en despilfarros y estafas. Y de cómo el pueblo no quiso ni olvidarlo ni perdonarlo.

Y a la irresistible realidad de las cifras, seguirá el desánimo de los hechos.
Cuando el poder se convierte en desventaja,
quiere decir que los hombres se han cebado más en sus intereses que en sus doctrinas.
Y sin doctrinas no tiene sentido manetnerlos en un poder que,
ni merecen, ni aprovechan.
Fuera, pues, aunque su marcha implique que vengan otros más ventajistas
(que no más ventajosos), cuya presencia no implicará,
en absoluto, ni alivio, ni mejora.
Triste paisaje el que denan en Andalucía.

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