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Anda la prensa caliente empeñada en informar de cómo la
justicia deja a cada quién en su sitio. Se suceden los arrestos, las condenas,
las imputaciones…
Miramos el tema en el bar con una mezcla de alegría y
conformismo. Alegría porque cuatro caraduras ven cómo se pone coto a su feudo
de autoritarismo e ilegalidad. Conformismo, porque nos estamos acostumbrando y
cada caso nuevo hace tiempo que no nos golpea con la fuerza de antes.
Alcalde de Valladolid, delegado del Gobierno en el País
Valenciano… Recientes incorporaciones a una lista cada vez más abultada que se
nos antoja el vomitivo más eficaz contra las ansias de entrar en política.
Causas demasiado largas. Demasiados recursos y
contra-recursos y contra-recontra-recursos. Demasiada ponzoña y demasiado
animal ponzoñoso.
Mientras tanto, mientras la Justicia avanza (lenta e
insegura) escucho que todo aquello que no conviene a los que mandan es
marxista, bolivariano… En unos días nos dirán que la justicia se casa con
Maduro y que sustituye el código penal por “El capital”, para regocijo de
Podemos y demás perroflautas. ¡Qué poca vergüenza la de estos descalificadores de
tres al cuarto!
Yo, dejadme que os diga, me lo paso bien. Pido otro vino y
brindo porque esos sinvergüenzas sigan cayendo.
A vuestra salud, a la mía… Porque se les atragante nuestro
trago y nuestro brindis.