Capítulo LV. Tengo hambre (V). Donde el autor nos muestra el cada día. O de cómo entre cuatro rigen los destinos de millones, sin sonrojos ni vergüenzas. Sin sonrojos, porque sus caras, duras como la piedra, no aciertan a colorearse. Sin vergüenzas, porque son auténticos sinvergüenzas.
no no se puede decir más claro es brutal.
ResponderEliminarMuchas gracias.
ResponderEliminarDe lo mejorcito que has publicado hasta ahora.
ResponderEliminar¡Gracias!
Gracias a ti.
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