Asturias si tú pudieras, si tú supieras cantarme. |
Cascos tropezó con su egocentrismo.
Los demás, le siguieron en su caída con alardes de demagogia y vanagloria.
No sirve de nada, está visto. No sirve de nada, porque nada cambia...
Salvo las caras que renuevan sonrisas al comprobar que,
sumisos, seguimos siendo sus juguetes.
sumisos, seguimos siendo sus juguetes.
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