No existen las banderillas de castigo. Sólo existen las vergonzosas. |
¡Ay!
Que hemos puesto en grito en el cielo
(y con razón) porque el monarca sale de cacería
y se dedica a matar paquidermos.
y se dedica a matar paquidermos.
¡Ay!
Que nos olvidamos (sin recato)
de que la maestranza se viste de duelo,
camuflado en forma de fiesta para entretenimiento
de unos cuantos hombres defensores
de divertimentos trasnochados.
de que la maestranza se viste de duelo,
camuflado en forma de fiesta para entretenimiento
de unos cuantos hombres defensores
de divertimentos trasnochados.
¡Ay!
Que nos queda tanto por hacer
y tan poco tiempo...
y tan poco tiempo...
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