Capítulo CXXXVIII. Sí, buana. Muestra a las claras cómo los amos piden más y más. Y cómo los siervos de los amos están dispuestos a concedérselo para desesperación de los siervos de los siervos de los amos. Es decir, tuya y mía.
Su debilidad se paga con pieles ajenas
Cada viernes, dice,
una nueva reforma.
Cada viernes, cuenta,
un nuevo recorte.
Los viernes ya no son
el inicio del fin de semana,
sino el comienzo
del fin de la nada
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