domingo, 3 de junio de 2012

Capítulo CLXXXI. Senado (1). Donde se reflexiona acerca de la Cámara Alta, de su utilidad más bien baja, y de cómo, como cámara, sangra económicamente, sin que se aprecie beneficio alguno en la sangría.

¡Ah! ¿Pero existe el Senado?






Tiempos de duros recortes,
donde ponen los ojos  los de arriba
en suprimir servicios y calidades.
Tiempos de duras mentiras,
en los que mantenemos instituciones arcaicas,
cargadas de simbolismo infantil
y sin más sentido que llenar la política
de premios a profesionales mediocres
cuya trayectoria culmina  en el senado.

Senectud de institución.
¡A la porra con ella!

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