Capítulo 252. De vallas y cercas. Dicen que representan al pueblo, a los ciudadanos; pero cercan la sede de la democracia para no tener contacto con ellos. Triste el político que ve a quien le votó detrás de una valla y ni a mirarle se atreve. Triste el pueblo que permite que amurallen su democracia.
¿Vallas a la indignación?
Ni eso, ni puertas al campo.
Somos demócratas, alardearon.
Y la democracia
(la auténtica, esa que aún no conocemos)
empezó a llorar.
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