Capítulo 434. "Sin argumentos". Érase una vez, un ministro que se quedó sin argumentos. Todos los estamentos de su gremio criticaron sus políticas, y él, a falta de razones, adujo que todo eran avaricias, defender economías... Y nunca quiso reconocer que se había equivocado, que lo suyo clamaba al cielo, que se comportaba como un patán desorejado.
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