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Extremadamente
violentos. Extremadamente mentirosos.
La tele no hace más que hablar de grupos ultraviolentos que
revientan manifestaciones y se ensañan con el sistema, con sus agentes del
orden y con todo el que tiene dos piernas y dos brazos.
Emilio, que se lo cree todo, echa chispas mientras escucha
hablar de un pretendido “grupo juvenil independentista” operando en Madrid el
22-M. Yo, que odio la violencia más que el que más, me muero de la risa. En ese
pretendido “grupo independentista” la mayoría de los detenidos son madrileños y
yo no conozco grupos independentistas que abanderen la carmesí son siete
estrellas blancas. Y es que, a la hora de meter cizaña, la palabra
“independencia” resulta sumamente socorrida.
Los violentos son indeseables. ¡Por supuesto! Como indeseables
son los mossos de esquadra que se rapan la cabeza para que no se les puedan
hacer pruebas toxicológicas. Como indeseables son sus compañeros, que, en lugar
de investigar qué sucedió en El Raval, amparan a los macarras y les liberan de
la presión que `puede suponer adivinar la verdad.
Indeseables son también quienes, en otros países, se alzan
en revueltas armadas, mucho más violentas que las españolas, mientras aquí se
les tacha de héroes.
Violentos e indeseables, quienes disparan pelotas de goma
(al agua o a las personas) contra aquellos que, a nado, tratan de salvar la
vida tras lanzarse al mar para alcanzar tierra española. Y son violentos, por
mucho que los ministros Fernández se empeñen en decir lo contrario. Violentos y
mentirosos, que negaron los disparos por activa y por pasiva hasta que las
pruebas los dejaron en evidencia.
Indeseable es quien amenaza con cargarse derechos constitucionales
restringiendo (castrando) la posibilidad de manifestación. Y violento (casi) me
vuelvo yo cuando veo en la tele fotos manipuladas, mentiras descaradas y
subdelegadas del gobierno que muestran pinchos que no se corresponden con la
actualidad e intenta desacreditar con ellos la realidad del aquí y ahora. ¡Eso,
digo yo, también es violencia, violencia extrema!
Emilio se va a atender a otros parroquianos. Yo me quedo
rumiando lo mucho que nos mienten y la facilidad con la que calan sus patrañas
entre la gente de bien.
¡País de simples!
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