¡Qué poco me entero de cómo funciona la vida.
Ahora resulta que los milagros los operan los ricos, los que lo privatizan todo, los que venden España cachito a cachito.
Ahora resulta que los ciudadanos normales, los de a pie, los que las pasamos moradas para llegar a fin de mes... ésos... Ésos, no somos milagreros.
No, nosotros no somos milagreros. Y, si me apuras, ni personas, sino esclavos.
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