Amaneció la palabra "pacto" con un nuevo sentido, y las gentes se ilusionaron.
Tornaron las palabras en conversaciones con muros y paredes y la ilusión fue disipándose poco a poco.
No sabemos hablar. Ladramos, pero no hablamos. Mordemos, pero no comemos. Fagocitamos y nuestra digestión es tan pesada, que las pesadillas se convierten en el postre.
Acostumbrados a callar, se nos olvidó cómo se habla.
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