Cuatro personas mueren al tratar de llegar a nado a Ceuta, procedentes de Marruecos.
Ninguno de ellos se llamaba David Meca, ni competía contra otros en velocidad en el agua. Competían contra el hambre, contra la desesperación, contra el mundo de especuladores que les ha robado sus países, y con ellos la paz y la estabilidad.
Cuatro personas muertas. No importa: no tienen nombre, ni edad, ni familia que nos interese. Eran pobres. Ni blancos, ni negros: ¡Pobres!
No les llorarán nuestros ministros.
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