Frágiles de memoria somos. Frágiles de sentimientos. Frágiles de corazón.
Damos la espalda a quien nos necesita y soñamos con encontrar su mano tendida si en algún momento precisamos de su ayuda.
Y quizás la encontremos. Tal vez nos den aquello que les negamos. Aún no están adulterados, aún no son europeos, ni yankees.
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