domingo, 13 de septiembre de 2015

Capítulo 1.488. ¡Quiero tener un esclavo!

Artículo y chiste para http://salamancartvaldia.es/

Anda mi tierra, Salamanca, metida en fiestas patronales y de su mano nos visitan toreros, ganaderos, picadores, monosabios, banderilleros, aficionados y otras gentes que gustan del disfrute de ver sufrir a un animal en la arena de La Glorieta.

Se regocija Emilio, el camarero, defensor de trajes de luces, garrochas y estoques.

Salta la conversación, una vez más, y las distancias se hacen cada vez mayores. Argumenta Emilio, mientras rellena los vasos a propuesta de un parroquiano, que las gentes son libres de acudir o no a los toros, y que esa misma libertad les faculta para seguir montando saraos donde torturar a los astados.

Trato de ponerle ejemplos de barbaries que fueron tomadas por dogma en otros tiempos: que si la pena de muerte, que si la esclavitud, que si negros o indios no tienen alma… Le digo que en todos esos casos hubo quien defendió du derecho amparándose en que quien no lo quisiera no estaba obligado a cogerlo. Quien no deseaba esclavos, no los tenía; quien veía en negros o indios un igual, se arrimaba a ellos y los tenía por amigos.

¡No compararás hombres y animales!” Me dice exaltándose. Y no era esa mi intención, para nada. No puedo comparar hombres y animales, entre otras cosas, porque los hombres resultamos ser más animales que el más sanguinario de los bichos.

Plasmo en el ordenador estas reflexiones al llegar a casa y yo también me felicito. No por las fiestas, y mucho menos por los toros, que tanto me avergüenzan. Me congratulo porque este el artículo número cien que escribo para esta publicación. Cien reflexiones, cien chistes… ¡Cómo pasa el tiempo!

2 comentarios:

  1. ¡Qué obsesión la tuya con meterte con la Fiesta Nacional! Si no te gustan los toros no vayas pero déjanos disfrutar en paz.

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    1. No has leído el artículo, ¿verdad? Te defiendes con el argumento que critico.
      De todas maneras, fíjate que en todos los medios de comunicación hay una sección dedicada a la tauromaquia, pero eso no es obsesivo. ¡Que nos hablen a diario de cómo se mata a un animal no es obsesivo! Lo obsesivo es que alguien critique en su blog la mal llamada Fiesta Nacional una vez al mes.
      Curiosas las diferentes varas de medir.

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