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Anda mi tierra, Salamanca, metida en fiestas patronales y de
su mano nos visitan toreros, ganaderos, picadores, monosabios, banderilleros,
aficionados y otras gentes que gustan del disfrute de ver sufrir a un animal en
la arena de La Glorieta.
Se regocija Emilio, el camarero, defensor de trajes de
luces, garrochas y estoques.
Salta la conversación, una vez más, y las distancias se
hacen cada vez mayores. Argumenta Emilio, mientras rellena los vasos a
propuesta de un parroquiano, que las gentes son libres de acudir o no a los
toros, y que esa misma libertad les faculta para seguir montando saraos donde
torturar a los astados.
Trato de ponerle ejemplos de barbaries que fueron tomadas
por dogma en otros tiempos: que si la pena de muerte, que si la esclavitud, que
si negros o indios no tienen alma… Le digo que en todos esos casos hubo quien
defendió du derecho amparándose en que quien no lo quisiera no estaba obligado
a cogerlo. Quien no deseaba esclavos, no los tenía; quien veía en negros o
indios un igual, se arrimaba a ellos y los tenía por amigos.
“¡No compararás
hombres y animales!” Me dice exaltándose. Y no era esa mi intención, para
nada. No puedo comparar hombres y animales, entre otras cosas, porque los
hombres resultamos ser más animales que el más sanguinario de los bichos.
Plasmo en el ordenador estas reflexiones al llegar a casa y
yo también me felicito. No por las fiestas, y mucho menos por los toros, que tanto me avergüenzan. Me
congratulo porque este el artículo número cien que escribo para esta
publicación. Cien reflexiones, cien chistes… ¡Cómo pasa el tiempo!
¡Qué obsesión la tuya con meterte con la Fiesta Nacional! Si no te gustan los toros no vayas pero déjanos disfrutar en paz.
ResponderEliminarNo has leído el artículo, ¿verdad? Te defiendes con el argumento que critico.
EliminarDe todas maneras, fíjate que en todos los medios de comunicación hay una sección dedicada a la tauromaquia, pero eso no es obsesivo. ¡Que nos hablen a diario de cómo se mata a un animal no es obsesivo! Lo obsesivo es que alguien critique en su blog la mal llamada Fiesta Nacional una vez al mes.
Curiosas las diferentes varas de medir.