Ojos cerrados frente al drama. Oídos sordos para no escuchar los llantos. Bocas mudas para que nadie nos escuche quejarnos.
Algunos se atreven a hablar de "trigo limpio". Frente a sus trajes anacrónicos cargados de metros y metros de cola roja, me quedo con los manchados por el barro. Tras su porquería, esconden mucha más dignidad que la mayoría de los mitrados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario