Digo yo, que tanto apelar al sentido de Estado me está tocando un tanto las narices.
Digo yo, que también habrá que apelar al espíritu de la democracia, y escuchar lo que han dicho los electores.
Hasta donde se me alcanza, la mayoría absoluta de ellos han dicho que no a Rajoy. O, al menos, que hay alguien que les convence más que Rajoy (en algunos partidos se sabe que el voto implica el NO rotundo a las políticas de Rajoy).
Así pues, lo lógico, lo coherente, es que no se apoye a un candidato que representa políticas odiadas por la gente.
Todo lo demás, me temo, es marear la perdiz. Es destrozar la democracia.
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