Ahora resulta que, según algunos que se dicen de izquierdas, la solución a los problemas de España pasa por quienes los han agudizado. Claro, que no me sorprende demasiado: empezó la faena el PSOE de Zapatero y la remató el PP de Mariano.
Traición. No al partido, sino a todos los españoles. Los pactos contra natura no son pactos, son aberraciones. Y en eso se han convertido los barones díscolos: en aberrantes reflejos de su avaricia y del interés particular frente al común.
Mi desprecio.
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