El descrédito al que están llevando a la Justicia es épico. Por su falta de independencia (innegable, si nos atenemos a que las altas instancias están escogidas a dedo). Por su falta de comunión con el mundo real (al ordenar la prisión a los titiriteras y al dictar condenas contra tuiteros por delitos que los ciudadanos, en su mayoría, consideramos inexistentes). Por su lentitud. Por su mirar a do0nde quiere y dejar de mirar lo que no desea ver.
El descrédito de la Justicia la está transformando en IN, en injusticia.
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