Entre ser plasta y ser incompetente, me quedo con lo primero. Sí, soy plasta. Tan plasta, que pienso seguir repitiendo que el empleo que se crea es mísero; que los recortes en educación se siguen produciendo y a un ritmo escandaloso; que la sanidad necesita ingentes cantidades de dinero, de ese que le han recortado; que los servicios sociales se mueven en función de las partidas presupuestarias adjudicadas, luego ahora se mueven menos que antes...
Soy plasta, don Mariano, y seguiré siéndolo mientras usted gobierne como lo está haciendo.
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