Artículo y chiste para http://salamancartvaldia.es/ |
Tengo un vino peleón en la mano, no hay quien convenza a
Emilio de que cambie de marca.
La tertulia, cosa rara, anda con opinión unánime: Berkeley
se pasa por el forro de sus razones permisos, prohibiciones e informes. Su
construcción sigue adelante, la tala de árboles continúa.
Es como si pensasen que todo está atado y bien atado, como
si supiesen que ellos, ricos empresarios, no pueden perder contra unos cuantos
paletos pueblerinos (y españoles, para más
señas) empeñados en plantarles cara. Como si los ricos si intuyesen que España
sigue moviéndose en el terreno de los señoritos donde sus criados, aunque
lleven el título de ciudadanos, están para obedecer sin rechistar. O para
aceptar las dádivas generosas que pueda ofrecerles la mano que manda.
En todo este asunto, me preocupa más la posición de algunos alcaldes
de la zona que, engañados de buena fe o ayudados a engañarse (no lo sé bien)
apoyan un proyecto opaco (cuando menos, opaco) y lo amparan con uñas y dientes.
Y echo de menos el PSOE de cuando la S significaba algo, ese PSOE que gritaba
junto a mí, en las protestas del Comité Antinuclear salmantino aquello de “Centrales
nucleares, en la finca de Suarez”. Claro que, entonces, Felipe González seguía
pareciendo de izquierdas
No hay comentarios:
Publicar un comentario