¡Pobre Esperancita! Lo mal que lo debe estar pasando al ver que todos sus príncipes se volvieron ranas por culpa de un beso. Y es que, quien se arrima al dinero como ellos lo hicieron, acaban besándolo y, entonces...
La duda que nos cabe es cómo termina el cuento. Aún no sabemos si la princesa besó, si la besaron... Si le hicieron el amor.
Lo que sí sabemos es que, entre príncipes y princesas, el amor no nos lo hicieron, pero jodernos, bien que nos jodieron.
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