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Iré al bar de Emilio cuando
acaben las uvas, los brindis, los abrazos y el reparto de buenos deseos. Allí
tendré sesión doble o triple de reparto de buenos deseos, abrazos y brindis.
Jugaremos a ser felices durante unas horas y ganaremos la partida, que vamos a
pasárnoslo bien, a disfrutar, a reír, a cantar… A olvidar.
Olvidaremos que en pleno siglo
XXI volvimos al año 155. No hablaremos de las cifras del paro; ni de cómo
algunos empresarios se benefician de las ventajas de firmar contratos
indefinidos, aunque luego despidan al trabajador “por no cumplir el período de
prueba”, haciendo de lo indefinido precario y de lo precario lo habitual; ignoraremos
los recortes, la corrupción, las injerencias del gobierno en la Justicia…
Brindaremos.
Como cada año.
Como el año que viene.
Por si no nos vemos, Feliz 2018 y
que Rajoy nos sea leve.
Por si no nos vemos, Feliz 2018 y
que sigamos viéndonos en la lucha para conseguir no olvidar. Aunque nos cueste
tanto.