Para que no se nos olvide: esto de tener un código penal que facilita que se condene a los raperos por sus letras, que permite que se multe a un chaval por poner su rostro en una escultura, que nos amordaza y trata de adormecer nuestra lengua y nuestra conciencia... Esto es herencia de aquel ministro llamado Ruiz Gallardón, ultracatólico y ultraconservador.
De aquel barro nos vienen estos lodos... Y los que nos quedan.
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