¡Qué pequeña se ve la Justicia encerada en su Palacio!
¡Qué diminutos los jueces embutidos en sus togas!
¡Qué vacíos los argumentos esgrimidos!: "No se puede demostrar voluntad de engaño".
Que alguien, por favor, me explique qué es la voluntad, qué el engaño. Y que alguien les explique a sus señorías cómo a fuerza de voluntad y de engaño (indemostrables, dicen) se forraron unos cuantos a costa de empobrecer a de miles.
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