"Más vale honra sin barcos que barcos sin honra", nos enseñaban en el cole con ese macabro juego de exaltación de gestas y heroicidades.
Sánchez se perdió aquella lección, que, teniendo barcos o pudiendo hacerlos suyos, les cierra puertas y puertos y deja que se hunda su honra.
Títere de políticas europeas. Marioneta de los deshumanizados. Rehén de sus miedos. Cobarde sin corazón.
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