Anda la derecha recalcitrante insistiendo en que la brecha salarial no existe, en que hombres y mujeres podemos ocupar los mismos cargos y que cobramos lo mismo a idéntico empleo.
Digo yo que no.
Dicen ellos que sí.
Digo yo que, si fuera así, en la política, en las empresas, habría igualdad. Y también en el choriceo. Y que la prueba de que las mujeres aún no llegan, está en los casos de corrupción, eminentemente masculinos. no porque ellas sean más honradas, sino porque son menos y, por consiguiente, arrestadas y juzgadas en número muy inferior.
Dicho sea todo esto, con permiso de doña Esperanza Aguirre.
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