Siguen empresarios y gentes de derechas, jugando a su doble moral. ponen el grito en el cielo porque no se consensúa la derogación de una ley cuya aplicación nunca se consensuó.
Se escandalizan porque se lleve a efecto una promesa hecha a los electores. Acostumbrados deben estar a no cumplir su palabra cuando les sorprende que lo hagan los demás.
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