Andaba yo pensando, ahora que suenan en el WhatsApp vientos de golpismo, que no hay nada mejor como una mazmorra con su fantasma. Y, como los tiempos modernos han echado a los espíritus de nuestras cárceles, sería romántico enviar a los Francisco Beca y sus correligionarios de promoción, a pasar una temporada entre barrotes. Así se recuperaría la tradición de que en los calabozos hay fantasmas, sin tener que acudir a los espíritus, deseosos de disfrutar de la vida eterna.
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