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Qué cosas suceden. Se hizo famosa la palabra “populismo” como
manera de identificar no se sabía bien qué, que no cuadraba con las formas
predominantes de pensar y hacer política (PP-PSOE-C’s).
Más tarde utilizaron la palabreja para descalificar a
Podemos y a sus propuestas de echar una mano a los de abajo en lugar de
enriquecer siempre a los de siempre, como siempre.
Hoy, la voz populismo sirve para blanquear el fascismo más
atroz, el que usa las armas para entrar en los Congresos o Capitolios (algo que
nunca hicieron os que rodearon el Congreso), el que no respeta resultados
electorales y, a modo de pataleta, manda turbas contra instituciones.
Hoy, populismo es nazismo. Y resulta tan peligroso blanquear la ideología, como la ideología misma. Así pues, llamemos al pan, pan; al vino, vino; y al fascismo, fascismo.
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