De Ayuso, no se espera un o gran cosa a estas alturas. Eso sí, sigue siendo capaz de sorprendernos. Frente a la publicación de imágenes con los menús que se le dan a los enfermos (guisantes con moho) o la escasez de raciones al personal, se despacha pidiéndonos confianza en el hospital frente a las campañas de desprestigio que lanzan los periodistas y los activistas. Aquello tan de toda la vida de matar al mensajero.
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