Pretender el lavado de imagen con un gesto como el cambio de sede, no es más que minusvalorar la capacidad crítica de los ciudadanos. Es una manera indirecta de decir que todo vale, que todo sigue igual, pero con tintes de honradez. Pero no es así. Los delitos, se mantienen y los cometieron los dirigentes del mismo partido que hoy quiere cambiar de sede e impone el silencio sobre el pasado.
¡Que no y que no! Que el mundo no debiera dejar que se funcione así.
100 % de acuerdo con el texto. Es necesario que esto cambie alguna vez y que los politicos entiendan que nos deben explicaciones, que no son santos, ni intocables. Saludos.
ResponderEliminarTardarán en entenderlo. Por dejación, hemos convertido en amos a los políticos y se sienten superiores.
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