Así las cosas, no fue monarca, sino gigoló de España. Se acostó con ella, la sedujo con palabras, con campechanías inmorales, con populismo barato, con promesas falsas.
A la hora de la verdad, si te he visto, no me acuerdo. O, como dice el pueblo en sus canciones, que son tan sabias como el paso del tiempo: "Si quieres que yo te quiera, que lo tuyo ha de ser mío y lo mío tuyo no".
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