Y, al amparo de la pretendida neutralidad, consintieron aberraciones, perpetuaron modelos que denigran, que humillan, aceptaron la injusticia y la elevaron al rango de "normalidad".
No, no tomar partido es ser parte del conflicto. Pero no importa, es el fútbol. Es el circo de la modernidad. Es la anestesia de la inteligencia.
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