Al amparo de la crisis nos miramos y compadecemos.
Al amparo de la crisis, olvidamos otros mundos y otras realidades.
Al amparo de la crisis santificamos nuestro egoísmo y ponderamos nuestra miseria.
Es ésta una dura crisis, que nos hace ciegos e insensibles. Ciegos, para no ver lo que no nos apetece. insensibles, para no escuchar el grito que debiera taladrar nuestros oídos.
Y, sin embargo, este mundo de hambre y muerte, existe. |
q duro eres aveces y q razon tienes
ResponderEliminarMuchas gracias.
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