Viene a resultarme curioso el juego dialéctico que se traen algunas, el que practican algunas. Resulta que, si no se hace lo que una quiere, el contrario es dictatorial, secuestrador de voluntades, totalitario...
Existe, digo yo, un juego de mayorías, un juego de jerarquías, un juego regido por normas.
Tal vez ahí radique el problema, que consideran la política (y la salud) como un juego, y que las normas sólo las entienden si las marcan ellas.
PP en estado puro.
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