sábado, 28 de diciembre de 2013

Capítulo 854. Mientras los pobres se ahogan...

Décima entrega de colaboraciones para www.salamancartc.com
Honorio y la crisis.

La tertulia del bar transcurrió por derroteros distintos a los habituales. Emilio, el camarero, cenó en nochebuena con su familia y allí estaba, como no podía ser de otra manera, Honorio, el mayor de los hermanos, el triunfador, el empresario, el modelo a imitar y desear.

Honorio estaba hundido, desesperado. En los últimos dos años ha tenido que cerrar dos de sus cuatro pequeñas empresas. De treinta y seis personas dadas de alta, ha pasado a cuatro y, por si fuera poco, el banco le persigue dispuesto a hacer que pague lo que debe por la compra de la sede empresarial, bajo amenaza de quedarse con el inmueble sin extinguir la deuda a cambio, como si fuese Honorio un pobre desahuciado más de esos que salen en la tele. Él que es simpatizante del PP de toda la vida. Él, que es votante del PP de toda la vida. Él, que ha defendido las políticas sociales y económicas del PP durante toda su vida… Él echaba espumarajos en cuanto escuchaba los apellidos Rajoy y Montoro.

Nos cuenta Emilio que su hermano perdió los papeles, que acabó soltando lo que no debía soltar y que, entre bilis e indignación se le escapó un “¡A estos los va a volver a votar su p.m.!” Y ni siquiera el padre, el más conservador del clan, se atrevió a reconvenirle.

¿Los ricos también pasan miserias?”, pregunté. Silencio largo, intenso.

La miseria no entiende de siglas”, rompió el hielo Nekane. Mario le llevó la contraria. “La miseria está compuesta por siglas de dos letras, que son una repetida”. No necesitamos más.

“Esta crisis es una mierda”, sentenció Emilio. “Sí, será la crisis y no otra cosa”, apostilló Mario.

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