martes, 24 de abril de 2012

Capítulo CXXXII. Sor María. Capítulo que narra (y mejor no haber tenido que contarlas) las siniestras aventuras de la pérfida sor María, pícara disfrazada de monja; prima que se hacía pasar por Hermana; abominable mujer cuyo nombre debería entrar en la historia de la mano del hombre del saco.

Lo de "sor" debe ser porque la Justicia se ha hecho la "sor"da.
Cómo tarda la Justicia
en abrir los oídos cuando determinados estamentos llaman a su puerta.
Cómo ampara y protege a los que cree que siempre van de su lado.
Cómo se aprovechan de ello los indeseables
procurándose una paz y un sosiego que no les corresponde.
Ojalá la Justicia abra oídos, y ojos,
y los brazos para acoger a aquellos a los que les dio la espalda.
Ojalá la Justicia enmiende lo mal que lo ha hecho
y deje de ser, por omisión, cómplice de cuantas Marias
cabalgaron por el mundo sobre corceles de inmundicia.

¿Y la Iglesia?
¿Dónde está para pronunciarse?
¿Dónde para llevar el consuelo a sus víctimas?
A veces Iglesia se escribe con H. Con H de hipocresía.

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