martes, 13 de marzo de 2012

Capítulo LXXII. Tengo hambre (VIII). Que narra la paciencia que hay que tener, o el hartazgo que nos hacen padecer. Y el que la esperanza nace en el horizonte y nos hace gritar basta, para que se enteren de que no somos peleles a su servicio.

Algún día haremos que se traguen toda nuestra hambre.
Lo malo no es el sentimiento de abandono. Peor es la certeza de que nada le simportamos, mientras juegan, sin asumir riesgos, con nuestras miserias y nuestras penurias.
Lo bueno es que algún día aprenderemos a pararles los pies, y el frenazo les hará salir despedidos por el aire.

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