miércoles, 28 de marzo de 2012

Capítulo XC. Huelga. Donde se narra la desventura de las gentes que, por desesperación, deciden plantar cara a un Gobierno que ha prometido desoir la voz de su pueblo, y ha anunciado que continuará en sus trece. Y de cómo las gentes se verán en la encrucijada de tener que continuar la lucha con firmeza y paciencia.

Y, sin esperar a la luna llena, se convirtieron en lobos y dejaron de ser hombres

Han de saber vuesas mercedes,
que en otros tiempos la palabra empeñada era sagrada.
Que, quienes comprometían su honra, sabían defenderla.
Han de saber, también, que en este tiempo tienen a gala no cumplir lo que afirman.
Y, así, quien dice que no subirá los impuestos,
actúa con descaro en la línea contraria,
y quien asegura que gobernará sin menoscabo de sus ciudadanos,
se hace fuerte en la desigualdad, encontrando consuelo en la ruindad de sus mentiras.
Sepan, finalmente, que es triste.
Triste de verdad.

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