Capítulo CXXXIX. Salvaje. Qué ilustra cómo el trofeo no siempre encarna valores, y de cómo puede ser símbolo de infamia.

Su sonrisa es mi penar.

En las manos, despojos de su presa.

En al mirada, satisfacción por el dolor causado.

En el alma...

En el alma, nada.

Nada de nada.

La nada más oscura.

Capítulo CXXXVIII. Sí, buana. Muestra a las claras cómo los amos piden más y más. Y cómo los siervos de los amos están dispuestos a concedérselo para desesperación de los siervos de los siervos de los amos. Es decir, tuya y mía.

Su debilidad se paga con pieles ajenas

Cada viernes, dice,
una nueva reforma.
Cada viernes, cuenta,
un nuevo recorte.

Los viernes ya no son
el inicio del fin de semana,
sino el comienzo
del fin de la nada

Capítulo CXXXVII. Mentiras sostenibles. En el que se demuestra cómo una mentira, sumada a otra mentira que se acumula a otras varias, construye un sistema económico basado en la mayoría absoluta. O el capítulo que se resume con una sentencia breve y sencilla: ¡Somos unos pardillos!

"El IVA no lo tocaremos", dijeron.
Y lo subieron con pinzas, para no tocarlo.

Y digo yo...

¿Se puede llamar mentiroso a alguien
que nunca dice una verdad?

Capítulo CXXXVI. Clase media. En el que se viene a explicar cómo la clase media va cediendo posición y privilegios, mientras sigue, esperanzada, creyendo en los suyos e imagina que conseguirán que salgamos del pozo en el que nos hallamos. Y de cómo el chasco les hará dejar de ser clase media para convertirles en clase mediocre.

La esperanza es
lo primero que te pierde

Algún día descubrirán

que el silencio es la confirmación de que están siendo engañados.

Algún día descubrirán

que la comodidad les conduce a la nada.

Algún día descubrirán

que la clase media está abocada a morir y que, transitoriamente, se convertirán en mediocres antes de que el hambre dé cuenta de ellos.

Otros han hecho que la vida tenga estos momentos.

Capítulo CXXXV. De cómo las cifras rinden tributo a las políticas "bien hechas" y nos muestran la disminución del paro, la contención en la caída de su bolsa, la confianza de sus mercados internacionales y, sobre todo, la alegría de los españoles y la conformidad con las medidas adoptadas. O de cómo nuestros gobernantes pueden dormir tranquilos, con la seguridad de haber hecho lo que debían hacer.

La calle nos aguarda.

Mientras miles gritamos,

unos pocos cuchichean.

Capítulo CXXXIV. Jaque mate. En el que se cuenta cómo en el arte del ajedrez, como en la vida, las trampas valen más que la fuerza, la audacia o la inteligencia. O de cómo el euro mueve hacia donde quiere y come de tres en tres.

Aunque parezca mentira.

Dicen que el dicho dice:
"Contra fortuna, no vale arte".

Cuentan que el cuento cuenta:
"Cuando el dinero habla, la verdad calla"

Recuerdo el recordatorio que recuerda:
"Hoy oro, mañana polvo".

Capítulo CXXXIII. Tengo Hambre (IX). Que viene a ilustrar cómo el hambre está llamada a convertirse en instrumento de mercadeo. Y cómo nuestra sociedad se encamina hacia una carestía tal, que, a falta de otros bienes, hasta el hambre será cotizada (incluso en bolsa).

Ojalá mi reino estuviera fuera de este mundo.

¿Y el consuelo?

Perdido, rodando por el suelo.

Hace tanto que la dignidad no existe,

que las miradas rehuyen mirar al cielo.

Capítulo CXXXII. Sor María. Capítulo que narra (y mejor no haber tenido que contarlas) las siniestras aventuras de la pérfida sor María, pícara disfrazada de monja; prima que se hacía pasar por Hermana; abominable mujer cuyo nombre debería entrar en la historia de la mano del hombre del saco.

Lo de "sor" debe ser porque la Justicia se ha hecho la "sor"da.

Cómo tarda la Justicia

en abrir los oídos cuando determinados estamentos llaman a su puerta.

Cómo ampara y protege a los que cree que siempre van de su lado.

Cómo se aprovechan de ello los indeseables
procurándose una paz y un sosiego que no les corresponde.

Ojalá la Justicia abra oídos, y ojos,
y los brazos para acoger a aquellos a los que les dio la espalda.

Ojalá la Justicia enmiende lo mal que lo ha hecho
y deje de ser, por omisión, cómplice de cuantas Marias
cabalgaron por el mundo sobre corceles de inmundicia.

¿Y la Iglesia?

¿Dónde está para pronunciarse?

¿Dónde para llevar el consuelo a sus víctimas?

A veces Iglesia se escribe con H. Con H de hipocresía.

Capítulo CXXXI. Abril de Libro (8). En el que se narra la historia de cómo el cerebro se nutre con pócimas preparadas con letras, historias, páginas, lomos y cubiertas. Y de cómo el riesgo de atrofia es mucho mayor cuando los libros permanecen en la distancia.

Letra a letra; gota a gota.

Celebran las gentes el Día del Libro. 

Fiesta chica en el imaginario de los mediocres.

Fiesta por todo lo alto para cuantos disfrutamos la lectura.

Celebran las gentes el Día del Libro.

Hoy me enorgullezco de ser gente.

Capítulo CXXX. Castilla y León. Donde no se cuenta, ni se narra nada. Que las ruinas no son elogiables, ni de la pobreza se debe alardear.

Comunes el sol y el viento,

común ha de ser la tierra.

Que vuelva común al pueblo

lo que del pueblo saliera.

Mil Quinientos veintiuno, y en abril, para más señas,
en Villalar ajustician quienes justicia pidieran.

Capítulo CXXIX. Elecciones francesas. Que trata del sabor agridulce que se produce cuando ves bajar a quien tanto te ha amargado, pero ves subir a quien puede protagonizar las pesadillas de millones de personas. O de cómo la extrema derecha se adueña de un espacio que jamás debería ser suyo. ¡Ya se arrepentirán los franceses! (Y nosotros con ellos)

Y a Le Pen seguirá el Pum.

Algo va mal, muy mal,

cuando la extrema derecha avanza.

Algo hacemos mal, muy mal,

cuando los secuestradores de los derechos
avanzan de manera implacable.

Y el ánimo se baja.

Y la moral desciende.

¡Francia!

¡Nuestro vecino!

¡Las barbas a remojar.

Capítulo CXXVIII. El cebo. Donde se narra la triste historia de los incautos que, atendiendo cantos de sirena, muerden el anzuelo ofrecido por depredadores. O de cómo, de lo dicho, la mitad. Y aún así es mala.

Y a la carnaza respondieron con votos.

Pan para hoy, pasto de tiburones.

Capítulo CXXVII. Un ojo de la cara. De cómo se nos antoja caro el precio que estamos pagando. Tan caro, que la cara pierde un ojo, y el cuerpo un riñón. Y eso, por no decir que la crisis esta, nos está costando un huevo.

"Yo no quería, yo no quería..."
Tiemblo al pensar qué pasará
el día que quiera.

Política del Gobierno, 345;
Libertades, 0.

Capítulo CXXVI. TVE. En el que se narra cómo descuartizan la Televisión pública, conscientes, quizás, de que otras tienen en sus manos. Y de cómo en la agonía de lo que es de todos, conoceremos un trocito de agonía en nuestras carnes.

Hubo una vez...
Una Televisión preocupada por la cultura.

Por supuesto, el poder.

Por supuesto, la venganza.

Por supuesto, el dominio descarado.

Por supuesto, la aniquilación.

Réquiem por la televisión pública.

Se hace público su odio a la Televisión.

Capítulo CXXV. ¡Canallas! De cómo, confundiéndolos con "turistas sanitarios" dejaremos que mueran los "sin papeles" privados del derecho de la sanidad. O de cómo su dios castigará a los miserables que gobiernan de tal manera.

Quienes han perdido los papeles
son los que gobiernan
contra los "sin papeles".

Érase una vez un Gobierno despótico

caracterizado por la tiranía de algunos de sus actos.

Érase un Gobierno empeñado en crear esclavos;

afanado en humillar a los más débiles.

Érase un Gobierno que negó la sanidad

a quienes llamaba "sin papeles".

Érase... ¡Qué más quisiera! ¡¡¡Es!!!

Capítulo CXXIV. Privacidad. De cómo los mozos de farmacia se enterarán de cuánto cobra cada quién, con lo que la privacidad de cada uno de nosotros pasará a ser sólo un juguete gracias a un gobierno que afirma que, de esta manera, se ahorra en gastos. Y de cómo, para ahorrar, nos convierten en involuntarios participantes de Gran Hermano.

Y la farmacia se convirtió en Hacienda, dejando de ser botica.

Y, digo yo, con qué permiso se autoriza

que manejen datos de nuestra economía aquellos
que nunca debieron poseer tal información.

Es grave eso de los ocho euros,
pero no debemos olvidar que, por mor de medidas anti-crisis,
se están adueñando de otros muchos derechos nuestros.

Capítulo CXXIII. Universidades. En el que se refleja cómo la carcoma llega también a la cuna del saber, y las Universidades comienzan a temblar. O de cómo se puede cometer un ranicidio, si trasladamos los recortes al Estudio salmantino.

Cada vez nos queda menos,
menos, menos, menos, menos, menos,
menos, menos, menos, menos, menos, menos, menos, menos,
menos, menos, menos, menos, menos,
menos, menos, menos,
menos, menos,
menos.  

- ¡Tregua!

(Pidieron los ciudadanos)

- ¡Toma!

(Les acuchillaron los gobernantes).

Capítulo CXXII. Palabra. La sorprendente y veraz disputa que se establece entre la verdad y la mentira. Y de cómo los profesionales de la falsa palabra la adulteran a su antojo hasta conseguir que diego signifique digo y dije quiera decir digo.

Hasta mudos lograrían mentir de palabra

Ni subiré los impuestos,
ni bajaré las pensiones,
ni tocaré la sanidad
o la educación.

Y la mayor de las mentiras:
"Legislaré para conseguir que nadie
pueda mentir a los ciudadanos".

Capítulo CXXI. Pensar con la cabeza. En el que se narran las desventuras de un gobierno empeñado en pensar con la cabeza, ignorante de que hace mucho tiempo la perdió. Y de cómo, desde entonces, navega deambulando por mares de desatinos, injusticias y estupideces

Su pensar es mi penar.

Quieren los hados
que algunos,

poco dotados para el manejo de la cabeza,

se empeñen en hacer malabarismos con ella.

Y así, gobiernan despropósitos,

dictan normas sin sentido

y abanderan reformas ineficaces

amparándose en quienes les dieron un cheque en blanco,

apoyando medidas que no conocían,

porque nadie les informó de ellas.

Capítulo CXX. Expropiación. En el que se narra cómo ponemos el grito en el cielo cuando alguien de fuera nos toca algo (sea nuestro o no), pero somos incapaces de hacer lo propio cuando son nuestras autoridades las que nos recortan a diario derechos y economías. O de cómo nuestra lejanía de miras se queda en la vuelta de la esquina presionada por estúpidos intereses.

¿Y a mí qué?

Parece que los recortes
afectan también a las grandes empresas.

Lástima que esos recortes vengan a hacerlos
gobiernos extranjeros.

Capítulo CXIX. Educación. De cómo el gobierno español perdió el rumbo siguiendo euros camuflados en forma de cantos de sirena. O de cómo nuestra nave se encamina al desastre pilotada por quien dicta políticas erróneas y la conduce hacia afilados arreciges.

Y a "La conjura de los necios" le cambiaron el título, pasándose a llamarse "Recortes en educación".

Sabíamos que llegaría.

Sin embargo, duele con la misma intensidad que si fuésemos presos de la ignorancia.

¡Qué desatino!

En breve, prietas las filas, recias, marciales, las escuadras de estudiantes cara al ayer, irán.

Lejos quedará un mañana que nos roban por minutos.

Marcha atrás.

Nos llevan marcha atrás.

Capítulo CXVIII. Moda. En el que se cuenta cómo el realismo no nos da respiro. O de cómo aceptamos lo que nos imponen unos pocos, sin alzar la voz para exigir que nos dejen pensar por nosotros mismos.

Y a la tragedia la llamaron realismo.

Si fuese moda no dolería tanto.

El problema es que, detrás de la moda, vive la realidad.

Ahí nos hacen vivir. Hacia allí nos empujan.

Capítulo CXVII. Parentesco. Donde se narra cómo determinados acontecimientos sirven de inspiración, pues lo burlesco llama a burla y lo serio llama a seriedad. O de cómo las familias de juguete nos muestran su corazón de cartón, convertido en diana esperpéntica y macabra

No debe ser la persona

la que se vea sometida

a mofa, sino aquello

que representa

¿Para cuándo una película cómica?

Capítulo CXVI. Feria de abril 2012. En el que se cuenta cómo, cuanto más grande es la crueldad, mayor es la víctima elegida. O de cómo mis sentimientos equiparan toros y elefantes en este mes lleno de matanzas en el coso sevillano. ¡Y olé!

No existen las banderillas de castigo. Sólo existen las vergonzosas.

¡Ay!

Que hemos puesto en grito en el cielo

(y con razón) porque el monarca sale de cacería
y se dedica a matar paquidermos.

¡Ay!

Que nos olvidamos (sin recato)
de que la maestranza se viste de duelo,
camuflado en forma de fiesta para entretenimiento
de unos cuantos hombres defensores
de divertimentos trasnochados.

¡Ay!

Que nos queda tanto por hacer
y tan poco tiempo...

Capítulo CXV. Familia real. Que cuenta cómo los hados se juntan para dejar de manifiesto las penumbras de una familia poco iluminada y mal asesorada. O de cómo esa misma familia rige los destinos del reino, coronadas como están sus cabezas.

¡Ay, ay, ay!

No por su dolor, sino por el nuestro, que es más profundo y duradero.

¡Con lo que prometía la rana cuando la besaron!

Capítulo CXIV. Cacería. En el que se cuenta cómo los astros se alían y los paquidermos derrotan a los mastodontes de la jerarquía española justo el día en que se celebra el advenimiento de la Segunda República. Y de cómo la casualidad puede ser origen de mofa y fuente de hilaridad.

"El cazador cazado". 

Conócese, en este día,

que en hallándose de montería el monarca,
con ánimo de abatir elefantes,
sufrió una caída que le provocó
rotura de cadera.
Y es que, al parecer,
los elefantes se alían con los hombres
para pedir sistemas de gobierno
que no estén basados en la cuna,
sino en la mente.

Capítulo CXIII. Sin palabras

Sin palabras

Capítulo CXII. Nuevas reformas. Que cuenta cómo elementos externos al cerebro se hacen fuertes en la mente de los mandamases a la hora de tomar decisiones. Y de cómo las esposas dejan de ser cónyuges y se convierten en obsesión insana en manos de quienes aspiran a controlarlo todo.

¿Aborto? ¿Ley de huelga?
¿Convocatoria a través de internet?
¿Quejarse del gobierno?

Dicen que cuanto más restrictivas
son las leyes que aprueba un gobierno,
peor definición adquiere tal gobierno.
Y, si eso es así,
también en esto España
se pondrá a la cabeza
(o a la cola, porque a veces
creo que nos gobiernan
con el c...
Con la cola).

Capítulo CXI. Silencio. En el que se narra cómo callamos; cómo nuestro silencio se hace cómplice; cómo buscamos en nuestro ombligo y dejamos fuera lo que ocurre en más de medio mundo. Y de cómo ese medio mundo algún día se alzará contra nosotros. Y con razón.

¡Que va! La justicia que hemos inventado es mucho más sorda

Silencio.

La callada por respuesta.

Silencio.

La vergüenza en cada mirada.

Silencio.

Dejémosles. Dejemos que mueran en...

¡¡¡SILENCIO!!!

Capítulo CX. Visión del arte en el siglo XXI (V). De cómo en el pasado, como en el presente, las trampas han formado parte de la vida, favoreciendo al ventajista en detrimento del honrado. Y de cuánto se aprovechan de ello los de siempre, más pícaros que virtuosos.

Ya, ni de la manga.
Con descaro,  sin recato.
Dejando al descubierto la sarta de mentiras que adornan su vestimenta.

Y su verbo se hizo carroña

y habitó entre los hombres

Capítulo CIX. La señora. De cómo los ricos siempre han tenido criados, y de cómo la condición humana puede ser elevada al rango de mascota, sin que los que pueden impedirlo se opongan ni hagan nada para evitarlo, salvo decir "sí, señora".

Enjaulados. Vivimos enjaulados.

Dicen que algún día
podremos abrir la puerta.

Cuentan que podremos volar y volar.

Habrá que deshacerse de tantos amos

como se han apoderado de nuestra vida

y de nuestra libertad.

Dicen que es posible.

Y los que nos lo prometen,
obedecen a los caprichos de sus  amos.

Capítulo CVIII. Abril de libro (7). En el que se narra cómo los hombres se fijan en estereotipos erróneos, y del beneficio que se obtendría si fuesen otros los iconos a tener en cuenta. Y de cómo el libro puede mucho más (o debería poder) que todas las pistolas.

Cuando las palabras
puedan más que las pistolas,
el mundo descubrirá que las sonrisas
se imponen a las lágrimas.

Me llamo...

Capítulo CVII. Tijeretazo. En el que se cuenta cómo continúan desdiciéndose y haciendo aquello que negaron. O de cómo la sanidad y la educación alcanzan el grado cero en el interés de los gobernantes, más preocupados en lanzar campanas al aire que en entonar melodías de tañidos y badajos.

Peor que una película, porque es real.

Mentiras. Nuevas y crueles mentiras.

Aquellos que propugnaban normas contra corruptelas de obras y palabras, se dedican a decir y desdecir convencidos de que el parguas de la mayoría les ampara.

¡Qué triste que la mayoría sea indolente!

¡Qué triste que permanezca en silencio!

Capítulo CVI. Sanidad. De cómo empiezan a jugar con lo inimaginable y de las consecuencias maléficas que eso puede conllevar. Y de cómo, después de anunciarlo, vienen los desmentidos, los tamices, las medias tintas y las mentiras (que nunca fueron medias verdades).

"¿Recortes? ¿Quién dice recortes? ¡Ajustes!" (Dijeron)

¡Qué...!

¡Qué pena!

¡Qué lástima!

¡Qué rabia!

¡Qué cara!

¡Qué asco!

Capítulo CV. Abril de libro (6). Cuenta cómo, con cultura, la defensa contra lo torticero está garantizada; cómo, con cultura, se desenmascara la mentira; cómo, con cultura, la sinrazón pierde su asiento reservado en el patio de butacas de la vida.

...de los de pluma en astillero, adarga antigua, muy antigua. La más eficaz que existe

Y así, con la palabra como defensa,
avanzo con la certeza de sentirme protegido.

Capítulo CIV. Bocazas. Donde se recuerda cómo algunos obispos, incapaces de guardar silencio, se meten en camisas de once varas. Y de cómo, puestos a buscar confrontación, frente a la homofobia siempre habrá quien recuerde los males de esta iglesia acostumbrada a no callar a pesar de la viga en su ojo..

Hasta el infierno se quedó helado
al escuchar su homilía

Se llama
Juan Antonio Reig Pla,
aunque bien podría conocérsele con el sobrenombre de "el lenguaraz".
Es Obispo de Alcalá de Henares.
Nos sorprendió, el jueves, en televisión española,
con un alegato en contra
de la homosexualidad en el que,
entre otras estupideces, afirma...

(Cita textual)
"No se pueden corromper las personas;
ni siquiera con mensajes falsos.
Quisiera decir una palabra
a aquellas personas que hoy,
llevados por tantas ideologías,
acaban por no orientar bien
lo que es la sexualidad humana.
Piensan ya desde niños
que tienen atracción
hacia las personas de su mismo sexo.
Y a veces, para comprobarlo,
se corrompen y se prostituyen…
o van a clubs de hombres nocturnos.
Os aseguro que encuentran el infierno".


Antaño escribió un libro en el que asegura
que la homosexualidad tiene cura,
como si de una enfermedad se tratara.

Y uno se plantea... ¿Enfermedad?
Enfermedad, la suya.
Y cerrazón e ignorancia. Y falsedad desde el púlpito.
Pobre iglesia la que delega en gente como esta sus destinos.

Capítulo CIII. Visión del arte en el siglo XXI (IV). Refiere las peripecias de los capitostes del capitalismo europeo, y de cómo imponen su ley y exigen de los demás que actúen según sus dictados. Y en el que se explica cómo Merkel y Sarkozy hallarán en sus actos su penitencia.

Y los Mercados se hicieron carne, y habitaron entre nosotros.

Usura.

Afán de poder.

Desmedido egoísmo.

Afán de poder.

Usura.

¿Hallaría Quentin Massys mejor modelo que estos en nuestros días?

Capítulo CII. Abril de libro (5). En el que se especula con al posibilidad de que el libro muera, amenazado como está por las políticas mediocres, la incultura y el avance de las tecnologías, y de cómo hemos de hacer lo posible por mantenerlo vivo en la certeza de que es una parte fundamental de cada uno de nosotros y una pieza imprescindible en el crecimiento de nuestra sociedad.

Para frío, frío, el que sentirá
la sociedad si un día desaparecen
los libros.

Vale, sí, que soy un ñoño.

Que me gustan los libros,
sumergirme en ellos,

bucear sus aventuras.

Vale, sí, que estoy pasado de moda.

Que me encanta disfrutar
la letra y la palabra.

Vale, sí. ¡Que sí!

Pero gracias a que hay gente
ñoña y desfasada

el mundo sigue rodando
 a velocidad de escándalo.

Capítulo CI. De primas y primos. En el que se nos viene a contar, que más primos somos nosotros por creernos las excusas que nos ponen sobre la prima, que la prima, que está mareadita del todo, de tanto subir o bajar presa de los intereses de cuatro mangantes que la manejan a su antojo.

Las dos excusas que les hacen fueres son: nuestro miedo; las urnas.
El miedo es libre, las urnas les llenan la boca más de lo que se llenaron de papeletas.

En la cuerda floja.

Sin dejar que se destense del todo,
sin estirarla tanto como para que se mantenga rígida.

En la cuerda floja.

Así nos controlan mejor,
arrogándose la potestad de tomar decisiones
en nuestro nombre,
aún en contra de lo que nos prometieron.

Capítulo C. 100. De cómo la constancia gratifica en forma de colección que alcanza el dibujo número 100. Y del orgullo que se sienta al ver que el granito de arena va creciendo y, aunque diste de ostentar el grado de montaña, ya abandonó la condición de sablón.

Llegamos al dibujo número 100.
¡La próxima cita, 500!

Entre gritos, llantos,
sonrisas y lamentos,
la colección se va haciendo fuerte.

Entre desahogos, 

aldabonazos, susurros

y chismorreos, 

avanza el tiempo.

Un espejo.

Del alma y del pensamiento.

Un espejo  que refleja

mi imagen en 100 fragmentos.

Capítulo XCIX. Ruina. En el que se ve cómo los presupuestos cargan tintas donde nunca se deberían cargar, y descargan miseria donde nunca deberían descargar. Y de cómo tratan de convencernos de que son los presupuestos que necesitamos (¡Ay, si ellos supieran lo que de verdad necesitamos!)

¿Seremos un 21,2%
menos cultos a partir de ahora?

De risa. O de llanto.

De risa, que se recorte el 21,2% del presupuesto de educación, cultura y deportes, mientras que el  de presidencia baja sólo un 3,8%.

De risa, que sanidad, servicios sociales e igualdad pierdan el 13,7%, e interior un 4,3%.

De risa, que industria, energía y turismo bajen el 31,9% y defensa el 8,8%.

De risa, que no lloremos más.

De risa, que no nos pasemos el día entero llorando.

Capítulo XCVIII. Abril de libro (4). De cómo la vida puede ser más rica, más completa, más sabrosa, si somos capaces de aderezarla con una pizca de letras y un golpe de buena selección. Y en el que se narra cómo los libros nos ofrecen eso y mucho más.

En cada libro hay un millón de sentimientos escondidos.

Tan simple, como buscar dentro de un libro.

Capítulo XCVII. Abril de libro (3). Donde se descubre cómo el libro, como la verdad, os hará libres. Con la diferencia de que la verdad, en estos días, es mucho más difícil de conseguir que los libros. Y donde vemos cómo los libros corren riesgo de desaparecer por recónditos intereses que algún día descubriremos.

Libro, libro, libro... LIBRE

Nada hay como el placer de descubrir.

Nada, como el placer de descubir a través de un libro.

Nada, como el placer de disfrutar.

Nada, como disfrutar a través de un libro.

Capítulo XCVI. Abril de libro (2). Que cuenta cómo la cultura se transforma en poder, y el miedo que ello despierta en quienes prefieren sociedades abotargadas, colmadas de televisión basura, de prensa amarilla y de fútbol a todas horas. Y de cómo sería más que conveniente que no alcanzasen sus objetivos.

En abril, libros mil. Y el resto de los meses, con los libros creces

Quizás algún día

seamos capaces de entender que no es un tesoro
lo que se oculta detrás de cada libro,
sino la libertad camuflada en posibilidad
de elección y comprensión.

Y eso equivale a todos los tesoros del mundo juntos.

Capítulo XCV. Abril de libro, (1). En el que se ve cómo la diversión puede estar tan cerca de nosotros como deseemos, y cómo la imaginación puede derrotar al aburrimiento.

En abril, libros mil.

¿Hay que añadir algo más?

Capítulo XCIV. 10%. En el que se ilustra cómo un 10% es mucho más que un 10%. Y cómo, según las especies de las que se componga, puede resultar más o menos apetecible. Claro que, a los carroñeros nunca les amargará (como si fuera un dulce)

Seguro que al 90% nos fastidia este 10%

¿Qué decir cuando la podredumbre manda?

¿Qué pensar cuando
el olfato queda atrofiado?

Echo de menos
que los ordenadores
no reproduzcan olores.
Porque éste llegaría a tu casa
de manera nítida.
Nítida.
Fétida.