Vale, Màxim Huerta no me cae bien. Ni falta que hace: ni quiero enamorarme de él, ni lo he elegido como mi mejor amigo. Sólo le pido que haga bien su trabajo. Y punto.
Si estuvo en programas del corazón, peor para él. Si no le gusta el fútbol, peor para él.
Que dignifique la cultura, que la apoye, que la comprenda.
Lo demás, nubes de polvo. Y ya hemos respirado demasiada mierda durante estos últimos años.
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