Paseaba nuestro buen rey por Mallorca, visitando las zonas inundadas, cuando un plebeyo le ofreció un escobón para que se uniera a las tareas de limpieza y desescombro.
- No, yo es que vengo a ayudar y no a trabajar (debió pensar el monarca).
Y siguió su paseo "ayudando": estrechando manos, sonriendo sin ganas y posando para fotógrafos, mientras maldecía (supongo) lo duro que es para un rey caminar por calles tan sucias y llenas de barro.
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