Aunque me critiquen (y con razón) mis correligionarios antitaurinos, creo que a Miguel Ángel Perera habría que ayudarle sólo una vez, para que salga del bache económico que atraviesa. Y creo que habría que pagarle con el mismo dinero que defraudó a la Hacienda Pública y a la seguridad Social.
¡Ah! ¿Que no lo pagó? Pues ya me dirá, entonces, de dónde quiere que salgan los fondos para ayudas.
O, dicho de otra manera, donde las dan, las toman.
Una vez dejado al descubierto lo que es la doble moral de exhibir la bandera y robar la cartera, vamos a lo importante: la tortura no es ni arte ni cultura. El maltrato animal no debe estar subvencionado... Ni consentido. Ni consentido. Ni consentido.
¡Ni consentido!
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