martes, 21 de febrero de 2012

Capítulo LVI. Barbarie. Que trata de pendencias y pendencieros, dejando de manifiesto que los segundos visten de uniforme, y de cómo hacen regar las calles con lágrimas de miedo y sangre de estudiantes.

El alma de todos debería llamarse Valencia

Hallarán excusas quienes quieran encontrarlas, pues estarán acostumbrados a ver sólo lo que hay dos metros antes de la lógica.
Verán comportamientos racionales donde otros vemos únicamente sinrazón.
Sentirán que se ha hecho lo debido, aquellos que tienen los ojos vendados por papeles que ordenan castrar miradas, sentimientos, miedos y razones.
Y tras todo esto, hablaremos a los jóvenes de leyes, de respeto, de justicia. Y ni leyes, ni respeto, ni justicia podrán ver en nuestro ejemplo.


¡Qué miedo!
¡Qué fiasco!
¡Qué asco!
¡Qué asco!
¡Valencia!

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