Artículo y chiste para http://salamancartvaldia.es/ |
Con el bar de Emilio cerrado por descanso (en verdad no se
ha ido de vacaciones, dice que no le llega la economía para tanto)… Con el bar
de Emilio cerrado, decía, tengo más tiempo para leer la prensa digital y menos
ocasiones para dedicarme a los papeles.
En casa, solo, leí y releí en el ordenador la última salida
de madre del alcalde de Valladolid, César León de la Riva (permitidme que le
quite el don, que es título de honorabilidad y respeto). No me escandaliza lo
que dice (la costumbre es un buen antibiótico contra la estupidez); ni siquiera
me aterra cómo lo dice (su reiteración me ha inmunizado). Lo que de verdad me
duele, me desconcierta, me indigna, es que siga ganando elecciones, que siga
siendo digno de crédito para los vallisoletanos un gañán capaz de vomitar
palabras como él lo hace.
España es país de mediocres. En España, qué pena, triunfa un
cocinero dispuesto a dar voces, a menospreciar a quien le invita, con tal de
demostrar que es el mejor, el que más sabe, el más listo y, casi, casi, el más
guapo. En España arrasa un miembro de jurado de concurso televisivo que
enmascara su estupidez y su falta de educación en una pretendida manera de
sinceridad y una más que demostrada incoherencia. En España gustan los
habitantes de las cloacas que despellejan a todo bicho viviente en las tardes
detele-5… Y César gana elecciones.
¿Cómo no iba a surgir un político como De la Riva, más necio
que los necios de Sálvame; más indeseable que los déspotas del Sí que vales;
más impresentable que el maniquí de Ruiz de la Prada?
Tenemos lo que nos merecemos. Valladolid lo sufre a diario.
“Sarna con gusto no pica”, dicen. Pero a mí no deja de desgarrarme tanta
picazón como siento en cabeza, tronco, extremidades y alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario