Que la fiscalía se ha convertido en un pelele que sólo responde a la voz del amo, es algo que cada vez acepta menos dudas.
Que muchos fiscales (los profesionales) están empezando a estar hartos de ver su nombre asociado a ridículo, es algo probado.
Se necesita una revolución, una revolución de los honestos, que se subleven contra la utilización partidista de una institución que nació para protegernos ta todos y que hace tiempo que se dedica a amparar a unos cuantos por razones ideológicas (partidistas).
La fiscalía no da una a derechas por tratar de darlas todas de ese lado.
La justicia está de luto. De luto, de luto, de luto.
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