Creo que no me cabe más asco en el pecho. Creo que no me caben más insultos en la boca.
Como los niños cuando tienen una pesadilla y se les traba la voz con la que quieren llamar a mamá o a papá. Así me siento.
Así me siento, pero voy a seguir
gritando.
GRITANDO.
GRITANDO.
GRITANDO.
GRITANDO.
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