Estamos cruzando muchas líneas. Las rojas y las blancas y negras, que conforman el color del uniforme de los presos.
Se encarcela la palabra y las ideas.
Un sistema que apresa a quien habla y mantiene en libertad al que roba (si lo hace con guante blanco), no es justo ni puede serlo.
Una justicia protectora de desiguales. Una Constitución que perpetúa las diferencias por nacimiento, no pueden seguir rigiendo los destinos de las gentes, ni debemos dejar en su manola libertad ideológica de los españoles.
Hoy me siento mucho más cerca de Valtonyc que de Felipe; mucho próximo a él que a Leonor; mucho más rapero que Borbón.
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