No me cansaré de decirlo: imponer el celibato es ir en contra de la naturaleza, es atentar contra el cuerpo y la mente de las personas. No es un sacrificio: es una aberración.
Tampoco me cansaré de decirlo: dureza máxima contra los depredadores. Y contra sus encubridores, ostenten el rango que ostenten en el seno de la Iglesia.
Mientras no sea así, seguirán bajo sospecha, y se confirmarán muchos más casos.
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